Para el precio que tiene, suena de miedo. Si tocas en el centro, suena un sonido muy puro, "redondo", suave y envolvente, con pocos armónicos, que recuerda al típico sonido de un templo o como el de un cuenco tibetano. Cuanto más te acercas al borde del platillo suena más estridente. Si tocas fuerte en el extremo, también resuena el centro, pero está más escondido.
El gong dura mucho tiempo sonando. Incluso si lo coges o lo tocas con el cuerpo, siguen sonando otras partes del mismo un poco más.
Me llegó con una pequeña mancha marrón oscura de haber estado apoyado en algo; como una pátina, pero la logré quitar casi del todo frotando con un paño de microfibra y alcohol.
Contentísimo con la compra. Lo adquirí para el aula de música de mi cole, pero acabaré teniendo otro como este en mi casa, colgado de algún sitio a la mano para poder tocarlo de vez en cuando en el centro, pues es increíblemente relajante.
Por cierto, va incluida una maza de buena calidad y la cuerda con la que se sujeta el platillo.