Tener un buen estuche estaba al final de mis prioridades ordenadas desde hacía varios años. Convertirlo en realidad me ha exigido previamente, aparte de un notable instrumento, un buen arco y buenas cuerdas, avanzar en el aprendizaje y en la técnica del cello. Con la ayuda de una excelente profesora estoy logrando integrar en mi estudio cosas como sacar sonidos complejos, elegir obras que atraen mi curiosidad, tocar disfrutando y concentrado y olvidarme, a veces, de las horas de trabajo que exige esta tarea. Noto que ya estoy en un camino hacia otro lugar diferente de la música. Y es una buena razón para comprar el GEWA, en el que guardaré a buen seguro las ilusiones que van a seguir apareciendo.